Hoy todo parece girar entorno a una pantalla y a veces esa realidad nos preocupa.
Hace un año, estábamos todos angustiados por la cantidad de horas que nuestros hijos dedicaban a estar conectados viendo videos, comentarios en las rede sociales o jugando videojuegos. Llegó la pandemia del coronavirus y de pronto la nueva realidad cambió nuestro discurso hacia el uso de pantallas. Ahora, para poder relacionarse con los amigos, para compartir con los abuelos o con otros familiares, para tomar las clases o hacer alguna actividad extracurricular inevitablemente hay que hacerlo a través de un dispositivo electrónico.