by Profe Nelly Profe Nelly

Empezamos un nuevo año ¿lamentándonos o agradeciendo?

Vivimos esta época del año, dándonos la oportunidad de encausar nuestro andar. A la mente vienen todas las cosas que dejamos de hacer y quisiéramos tener. Escribimos listas de propósitos o al menos las repasamos mentalmente cuando nos recostamos en la cama. ¡Cuántas cosas quisiéramos cambiar! Y tal parece que, junto a la última campanada del año, nos llegan todas las nostalgias y lamentos por las insatisfacciones que tenemos.

¿Es que nunca vamos a estar satisfechos con lo que poseemos? ¿No sería mejor inundarnos de alegría, entusiasmo y complacencia?

No creo que esté mal planificarnos y poner en nuestro frente las cosas que podamos mejorar, pero al finalizar una etapa, al finalizar un año, vale la pena considerar primeramente todo lo que tenemos, todo lo que hemos alcanzado y apreciar el valor de todo por lo que hemos trabajado.

Es el momento para detenernos y mirar a nuestros hijos jugar, sonreír, gritar…esa algarabía que inunda nuestro hogar en vacaciones y que está llena de magia. Estos son realmente momentos, instantáneas en nuestra vida, que en un abrir y cerrar de ojos se desvanecerán para convertirse en pasado. Apreciemos el tiempo juntos, disfrutemos la unión y dejemos de ser tan exigentes. No suframos por querer ser perfectos. Al final, la perfección estará en esa mirada amorosa, en la caricia fraternal o en una ayuda solidaria.

Dejemos de lamentarnos y comencemos a agradecer. Iniciemos el año siendo optimistas, llenos de positividad y enfocados en vivir junto a nuestros seres queridos momentos inolvidables.