Nada le da más miedo al ser humano que no saber qué va a pasar en el futuro.
Siempre hemos convivido con la incertidumbre, pero ahora, como nunca, estamos viviendo momentos muy inciertos. ¿Cuándo volverán nuestros hijos al colegio? ¿Nos podremos juntar toda la familia en Navidad? ¿Cuándo volveremos a viajar de vacaciones? ¿Cuándo dejaremos de sentir miedo de enfermarnos? … Son muchas interrogantes y ninguna con respuestas certeras.
Pues, resulta que iguales preguntas se hacen todos los días nuestros hijos. Para muchos de ellos este sentimiento es desconocido. La mayoría de las veces son los adultos los que se preocupan día a día por planificar el futuro y tratar de poner control en la mayoría de las diversas situaciones que se presentan. La búsqueda de la certeza es lo que más preocupación le da al individuo. Todos lo sabemos, pues en mayor o menor medida nos hemos sentido abrumados por una que otra cosa. Y ahora, resulta que son los más jóvenes los que tienen muchos temas inciertos, sin control y lo que es peor, los padres no les ofrecemos seguridad ante sus temores, porque nosotros mismos estamos batallando con estas emociones. Esta situación está afectando mucho a nuestros hijos y les está generando mucho temor.
¿Qué hacer entonces? Primero tengamos en cuenta que ante la incertidumbre hay dos caminos a tomar: la evitamos o aprendemos a tolerarla.
Aprender a tolerar la incertidumbre implica actuar según sea el día a día, aceptar con agrado los retos y desafíos de cada momento, no pensar en el futuro ni lamentarnos por lo que no podamos hacer, concentrarnos en el hoy y vivir un día a la vez. Es necesario aprender a dar gracias por las cosas buenas que nos pasan y evitar estar persiguiendo las noticias que nos generan miedo o ansiedad. Así que, busquemos hacer las cosas que sí podemos hacer en estos momentos y disfrutémoslas en familia.
Lo más importante, es que esa forma de actuar y de pensar tenemos que transmitírsela a nuestros hijos. Que ellos sientan que aunque no se saben muchas cosas sobre cuándo y cómo volveremos a la normalidad, nosotros, sus padres, estamos con ellos, dándoles seguridad y que esa seguridad nunca les va a faltar, a pesar de que estemos en la casa, sin actividades sociales y sin hacer lo que siempre acostumbrábamos a hacer en estas fechas.