Ser tolerante es admitir y aceptar la diversidad.
Tanto la tolerancia como la diversidad son valores muy importantes para la buena convivencia social del hombre.
Desde pequeño, un niño tiene su primer aprendizaje de actitudes tolerantes cuando se enfrenta a situaciones en las que tiene que compartir con sus hermanos juguetes, ropas o una habitación. Desde esas primeras edades, los padres tienen que enseñarles a sus hijos la necesidad del respeto mutuo, el comprender que cada persona es única y que para vivir en armonía es necesario aceptar las diferencias. Los padres lo hacen en el hogar porque es una manera de evitar los conflictos. Sin embargo, fuera del hogar esa actitud de aceptación también tiene que darse. El papel de los padres debe ser en todo momento, el de propiciar la necesidad de cooperar, de aceptar otros puntos de vista y mostrar que hay diferentes opiniones, gustos y costumbres, aprovechando los encuentros con otros niños en el parque, en un espacio de juegos o en el colegio. Read more