Queremos dedicar un momento especial para reconocer y agradecer a todos los docentes por la increíble labor que realizan día a día.
Su dedicación, pasión y compromiso hacen una gran diferencia en la vida de sus estudiantes.
Todos hemos recibido la formación de maestros y maestras que recordamos con cariño a lo largo del tiempo, y pocas veces nos detenemos a valorar lo importantes que han sido en nuestras vidas.
Las primeras letras, las primeras operaciones matemáticas, ese momento en que descubrimos una célula en el laboratorio, el profesor que nos llevó a viajar por el antiguo Egipto, la maestra que nos enseñó a combinar los colores, el de Educación Física que nos motivaba a esforzarnos en un salto largo, aquel que nos llamaba la atención y nos exigía cumplir con las tareas…
Todos ellos contribuyeron a formarnos y junto a nuestros padres nos inculcaron los valores que hoy nos hacen ser mejores personas.
A veces olvidamos que los docentes también tienen sus propias familias, preocupaciones y sueños. Muchas veces dejan de lado momentos personales, jornadas de descanso o compromisos familiares para estar con nuestros hijos: preparando clases, corrigiendo trabajos, acompañando excursiones, organizando actividades y dedicando horas extras que casi nunca vemos. Su vocación los lleva a dar más de lo que exige su horario, porque saben que detrás de cada esfuerzo hay un niño o joven que crece, aprende y se transforma.
Respetemos su labor, reconozcamos su importancia y hagamos saber a nuestros hijos que los maestros son un pilar fundamental en la educación y en la vida.